lunes, 16 de junio de 2008

Al borde del camino

"Y si miras por mucho tiempo un abismo, el abismo también mirará dentro de ti"

Frederich Nietszche, Más allá del Bien y el Mal


A veces siento esa necesidad inconciliable de irme. Irresponsabilidad innata, quizá por la inmadurez, o a un par de vasos medio vacíos en tu repisa. A veces el alma me pide un párrafo aparte del resto del mundo, y ¿qué más se le puede hacer? sí, lo quiera o no, entre mis pecados y yo, tenemos un frío pacto de confianza, y aunque no logremos decirnos la mitad de lo que nos gustaría decirnos, seguimos siendo una imagen en el velador tan hermosa como cualquier otra que se le podría ocurrir a alguien que escribe, sin embargo, si me quedo sin palabras supongo que es porque no pienso y mientras mi pensamiento este condicionado por mi lenguaje violado por la realidad, seguramente seguiré siendo, ya no un grano de arena, si no una nube de humo al lado de la resaca del hoyo de realidad llamado arena.

Después de todo o antes del comienzo ¿Quién le podría enseñar a una letra del teclado a ser la R, el 1 o una metáfora inalcanzablemente efímera infinita inolvidable y perfumada de la soledad? ¿Quién le podría enseñar a esta mente de 40 grados de alcohol por milímetro cúbico a ser una alegoría aliterada del beso entre la desesperación y un par de párpados? Probablemente sea bonito sentirse capaz de describir el amor o cagarse en las oscuras golondrinas, al igual que puede ser inspirador un par de relojes para Dalí, sólo que al hacer las cuentas seguramente nos faltarán siempre tres peniques.

Siempre se hace tarde en la ciudad me dice Fito y sigo masticando mientras me hace callar un mendigo en la esquina de Macul con Grecia. El tiempo en la botella me mira de reojo desde aquella esquina, desde aquella perspectiva que ha visto pasar nuestras vidas perdidas día tras día. Mientras un borracho cualquiera canta the doors, yo me pregunto por el verdadero significado de la palabra inteligencia al no poder dejar de ver el vómito seco en la barba de aquél extraño que no para de cantar People are strange when youre a stranger/ Faces look ugly when youre alone.

El devenir del pensamiento es así, no se escoge cuando pensar y cuando no hacerlo, sólo se reacciona y se asocia. Supongo que mi sueño sería poder ver algún día un cartel publicitario, de alguna marca cualquiera, y al igual que aquél día olvidado en la persistencia de mi memoria, no lograr leerlo y ver en aquellas figuras inconexas, nada más que un par de números igual de absurdos que pensar que luego del 1 viene el 2.

Cuando el sol nos deja solos antes de tiempo el ánimo se me trastorna. Cuando los días de lluvia coartan mi sonrisa trato de no pensarme como un tipo complicado, trato de verme como un tipo cualquiera, trato de pensar que mi única fuente de percepción son mis manos. Maldita sensibilidad me dice un rapero español y empiezo a creer que el único instante de buena suerte del día, fue cuando tire un papel al basurero y después de rebotar en el canto del lado izquierdo, se lanzó en caída libre hacia el abismo, hacia la basura, se hundió como un deportista practicando un clavado. Así mismo me hundo yo, sobre mi propia basura, sobre mi propia decadencia, sobre mi propio abismo.