sábado, 8 de noviembre de 2008

Corriente Ambigua

Soy pequeño de nuevo y hablo despacio

Me escondo tras sucias piezas de teclado

Manoseadas mil veces, mil veces emancipadas y amadas por amantes

Enemigos y sus amigos.

La vida nunca me supo a un suspiro

Y quizás no se me acabaron, abarcaron, encajaron,

Desterraron

Soterraron

Mis ojos, mis flores,

mis libros robados de la biblioteca nacional,

que salí a quemar frente a la plaza de la antorcha de la libertad

Me robé yo mismo las cartas y la alegría, sí, todas las que piensas.

Me gustaría poder dedicarle una línea a alguien

Pero quien sabe, después de todo, quizá amainen

Y mientras no me dejo escribir la palabra llorar

Sigo pensando en aquellos hombres cuyo simple

Placer es estar condenados por siempre a arar

Ese mar padre y asesinar hermanos sin temple

Un viejo quizás lo supo, sin pensar entonces indujo
A un pobre chiquillo descalzo cual pez sin su flujo.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Pasaje a la perspectiva

Toda la vida me dijeron que estudiara. Mi madre entraba a mi cuarto intentando hacerme creer que iba de pasada a la sala de los computadores, la cual era ocupada como oficina. Ella siempre creyó que yo no me daba cuenta. Yo siempre supe que observaron mi espalda.
Siempre fui un alumno regular, me sacaba buenas notas, sí, es verdad, pero nunca fui estudioso, nunca fui disciplinado y las persistencias de las figuras que uno cree que son autoridad, terminó por hacerme un alumno que renegaba siempre el éxito, el podio, el reconocimiento plástico por sacar buenas notas. La gente siempre me reclamaba por mi actitud, me decían constantemente que no siguiera creándome como alguien inferior al que podría ser. Mediocre, insuficiente. Eso fui siempre. No sé si pensaban que la flojera era mi suicidio, pero yo seguí matándome lentamente y ellos siguieron pensando en las pruebas.

Noches estrelladas. Días empezando a teñirse de rojo, bordados por pequeños astros luminosos a lo lejos. Más noches y otro par de días fríos en que nos divertíamos andando por las calles de Santiago, varados después del carrete celebrábamos con los pájaros atrás, el cielo arriba y una enormidad de proyectos, pensamientos y deseos, tirados como basura adelante de nuestros pies. Eternos y efímeros. Breves y rápidos. Las calles vacías y nosotros seguíamos pensando en el alcohol. ¿Quién nos prohibiría algo esta noche?

Supongo que si uno intenta mirar hacia atrás, escenas de juventud siempre hay. Inagotables. Hermosas. Melancólicas.

Ese año estudié menos que nunca lo que debía estudiar, prefería mil veces más pensar en todo aquello que no entraba en la PSU. Fue mi mejor promedio de enseñanza media y uno de los años que recuerdo haber salido más también. Así la vida me escupió un sábado en la noche diciéndome que el puntaje obtenido no me alcanzaba para lo que había querido hasta entonces. ¿Me importo? Claro, supongo que el reconocimiento nunca dejo de importarme. Maldito día, maldita sensación de que incluso aquello contra lo que había luchado todo el año, no era más que una imágen en donde yo aparecía de espaldas en una banca de madera cualquiera, sentado en la azotea de un hotel cualquiera en Con Cón, mirando el horizonte perdido en las profundidades del oscuro mar. Ese día cualquiera y yo nos matamos y ninguno ganó. Un par de pitos con los amigos y unas chelas que nunca y siempre faltaron. ¿Y yo que veía la droga como el camino a la perdición? Meses pasaron antes de que bajara de esa azotea, ella permaneció en mi mente por largos días esas calurosas vacaciones. Pero por gracia divina -mal chiste, lo sé- uno tiene amigos y, también, conoce algunas personas que nunca lo serán.

Esperanza en el mañana. Después de un tiempo, la gente siempre pensó eso de mí. Seguramente me veían como un constante irresponsable, el cual creía que mañana todo podría estar mejor, que mañana, quizás a la vida le tocaría verme la espalda y yo, yo, sabría que nuevamente me estaban mirando.

No fue hasta que entre a la u que algo cambio, la gente empezó de a poco a decirme que no estudiara.

jueves, 25 de septiembre de 2008

Cuando la gente pequeña habla despacio

“Tú conoces, lector, a ese monstruo delicado,

Hipócrita lector –mi semejante– mi hermano!”

Al lector, Charles Baudelaire

Cuando uno no escucha lo que la gente susurra entre dientes de leche caídos

Cuando existen cosas que deben permanecer por siempre en las oscuras mentes de los tuertos

Cuando el abismo se hace cada vez más grande en la soledad de mi propia mente imaginada

Cuando toda luz que haya habido en ti se apaga en un segundo interminable

Cuando ya no quedan más palabras de desolación en tu diccionario y el ruiseñor cante cada mañana más imperceptible que la anterior

Cuando un par de gotas y su líquido valgan menos que la vida de alguien tirada en una esquina

Cuando una laguna negra se dilate entre los momentos olvidados y manos cortadas sobre mesas uterinas

Cuando el de atrás se da cuenta que en nuestras mentes existen más paralelas de las que creemos

Cuando la gente pequeña habla despacio

Entonces,

Entonces, es cuando es hora de hacer algo que nunca sabré.

Pues después de todo, la gente pequeña nunca habla despacio.

miércoles, 20 de agosto de 2008

Un día empecé a escribir un poema
redacte la primera línea en la tapa de un cuaderno
Seguí con la segunda contigo en mi recuerdo
Sin pensar llegue a la tercera y hasta el día de hoy intento
Terminar lo que un día tus ojos pusieron en mi lamento.

miércoles, 13 de agosto de 2008

I wanna be high

Uno se puede comprar una sopaipilla a cien pesos, facilmente en un día como estos. Oscuros faroles en agrietadas calles te pueden convidar a gastar los últimos trescientos pesos en una lata de cerveza. Asicalas veredas corroidas por el sudor de la conciencia fragmentada de nuestra sociedad pueden incitarnos a gastar nuestro billete mejor guardado de luca en un paraguas que nadie ocupará. En una calle como esta el que tiene cinco mil pesos no compra, ríe. En una calle como esta la gente puede seguir pasando. En una calle como esta puedo seguir pensando que lo único que compraría es algo que no venden en ningún lugar, algo que ninguna tienda ofrece, algo que ningun edificio imponente, maciso y blanco puede ofrecer; un saludo.

miércoles, 9 de julio de 2008

La duración de un susurro

Últimamente me cuesta tanto escribir, que lo único que no puedo dejar de hacer es crear historias en mi mente. Me pregunto si algún día alguien entenderá que lo que pasa ahí dentro no se parece en nada a un paseo por un lomo de toro o por un paso de cebra en diagonal.

Un jueves en la madrugada como este uno puede empezar a preguntarse por tantas cosas, que quizás entienda lo que significa rallar paredes ocupando voces ajenas o perder la cabeza desarrollando fórmulas. Al final, nunca puedo descartar que no entienda a nadie, si es que esa no es ya una... que importa lo que sea, a nadie le importa y a nadie le importará. Después de todo ni a mí me importa, solo pretendo creer que me importa un poco botar un papel al basurero y no en la calle. Intento creer que hace diferencia con el que bota el papel de las lays en la calle.

Moviendo los pies en la cama, cualquier persona en su sano juicio estaría a punto de pintarme de blanco los pies. ¿Qué tanto importará? Sí simplemente intento hallar algún lugar tranquilo. Tal vez todos sufrimos y, al final, cada uno encuentra su manera de moldear la mierda que le tocó. Al final la weed nunca se acaba y los abriles siempre quedan cerca estando ad portas de un fin de semana largo, llamado vacaciones.

A quien no le gustaría seguir escuchando saxofones toda lo noche, mirando alguna cara dibujarse en el cielo, en esta noche, en este dormitorio cerrado en el que lo único poético es el parentesco entre esas constelaciones dibujadas a lo lejos en el espacio y la pantalla negra de mi tele, en la que se reflejan como grandes puntos blancos, los reflejos de mi lámpara. El que use velas quizá no me entienda nunca, pero en fin, no espero que él me entienda, solo que por un rato masqué un poco de la realidad compleja del otro. Supongo que, después de todo, somos todos humanos, ¿no?

Apago las luces como riéndome de Betancourt y miro el techo distrayéndome con mi propia mente vacía. Se piensan tantas cosas que al final no queda nada. Una cabeza hueca más en este mundo, un pelo más en la sopa esperando que alguien se lo trague.

Son las 3 de la mañana y un nazi espera ver mi vista perdida en su oficina. Espera reírse viendo sentado al mismo alumno que faltó a la mitad de sus clases, intentando pasar el ramo como el judío que aguanta el aire en el baño de algún campo de concentración que, para mí, se llama San Joaquín. En fin, como soy humano, espero que dios se apiade de mi alma y por lo menos me dé un par de condones antes de tirarme para abajo. Al final, ¿Quién sabe si Dalí si imaginó un reloj en una noche capciosa como ésta? ¿Quién sabrá si viendo unas calles tan solitarias como hoy lo están para mí, alguien pensó en lo efímero de una canción?

lunes, 16 de junio de 2008

Al borde del camino

"Y si miras por mucho tiempo un abismo, el abismo también mirará dentro de ti"

Frederich Nietszche, Más allá del Bien y el Mal


A veces siento esa necesidad inconciliable de irme. Irresponsabilidad innata, quizá por la inmadurez, o a un par de vasos medio vacíos en tu repisa. A veces el alma me pide un párrafo aparte del resto del mundo, y ¿qué más se le puede hacer? sí, lo quiera o no, entre mis pecados y yo, tenemos un frío pacto de confianza, y aunque no logremos decirnos la mitad de lo que nos gustaría decirnos, seguimos siendo una imagen en el velador tan hermosa como cualquier otra que se le podría ocurrir a alguien que escribe, sin embargo, si me quedo sin palabras supongo que es porque no pienso y mientras mi pensamiento este condicionado por mi lenguaje violado por la realidad, seguramente seguiré siendo, ya no un grano de arena, si no una nube de humo al lado de la resaca del hoyo de realidad llamado arena.

Después de todo o antes del comienzo ¿Quién le podría enseñar a una letra del teclado a ser la R, el 1 o una metáfora inalcanzablemente efímera infinita inolvidable y perfumada de la soledad? ¿Quién le podría enseñar a esta mente de 40 grados de alcohol por milímetro cúbico a ser una alegoría aliterada del beso entre la desesperación y un par de párpados? Probablemente sea bonito sentirse capaz de describir el amor o cagarse en las oscuras golondrinas, al igual que puede ser inspirador un par de relojes para Dalí, sólo que al hacer las cuentas seguramente nos faltarán siempre tres peniques.

Siempre se hace tarde en la ciudad me dice Fito y sigo masticando mientras me hace callar un mendigo en la esquina de Macul con Grecia. El tiempo en la botella me mira de reojo desde aquella esquina, desde aquella perspectiva que ha visto pasar nuestras vidas perdidas día tras día. Mientras un borracho cualquiera canta the doors, yo me pregunto por el verdadero significado de la palabra inteligencia al no poder dejar de ver el vómito seco en la barba de aquél extraño que no para de cantar People are strange when youre a stranger/ Faces look ugly when youre alone.

El devenir del pensamiento es así, no se escoge cuando pensar y cuando no hacerlo, sólo se reacciona y se asocia. Supongo que mi sueño sería poder ver algún día un cartel publicitario, de alguna marca cualquiera, y al igual que aquél día olvidado en la persistencia de mi memoria, no lograr leerlo y ver en aquellas figuras inconexas, nada más que un par de números igual de absurdos que pensar que luego del 1 viene el 2.

Cuando el sol nos deja solos antes de tiempo el ánimo se me trastorna. Cuando los días de lluvia coartan mi sonrisa trato de no pensarme como un tipo complicado, trato de verme como un tipo cualquiera, trato de pensar que mi única fuente de percepción son mis manos. Maldita sensibilidad me dice un rapero español y empiezo a creer que el único instante de buena suerte del día, fue cuando tire un papel al basurero y después de rebotar en el canto del lado izquierdo, se lanzó en caída libre hacia el abismo, hacia la basura, se hundió como un deportista practicando un clavado. Así mismo me hundo yo, sobre mi propia basura, sobre mi propia decadencia, sobre mi propio abismo.

lunes, 26 de mayo de 2008

prótasis de Alter Ego

Supongo que al final esto sigue siendo lo mismo que dijo hace décadas Hitchcock, cuando le preguntaron sobre el método que tenía el genio de la expresión facial, inmortalizada en el imaginario colectivo por Edvard Munchs, para encontrar inspiración. Teniendo como única respuesta "es sólo una película".

Supongo que la vida es lo mismo, sólo que debemos acotarle una pequeña precisión. Pues el hecho de decir que, x es simplemente x, le entrega al lector inexistente la senzación de ingenuidad, de definición vacía y nihilista y, casí, de ignorancia. Entonces, me encuentro, con que la realidad de aquella definición esta en su simpleza, más que abismante, desesperanzadora e irónica. La vida, al final, es simplemente la vida, esa inexistencia de inspiración, esa inexistencia de musas, esa inexistencia de objetividad coartada por el delirio asonante de tú mano o la mía. Entonces, al intentar replantearnos ante este enunciado, debemos empeñarnos en tomarlo como una definición de conjunto, una definición de lo que conlleva la palabra "vida", una definición de la procedencia de la misma, una definición de lo que importa realmente de ella; simplicidad, desprendimiento, construir el camino sobre la marcha o la vida como un sueño muy pequeño.

Después de todo, yo no soy nadie, o quizás en potencia no soy nadie, pues espero ser alguien que no es "nadie". De esta manera, sigo retrotrayéndome a un lugar que no existirá nunca mas que en mi mera memoria impersonal y atemporal. En donde nada sucede, nada malo puede suceder. Una aspiración de vida casi similar a la tuya, Juan Pablo Castel, o quizá a la de nadie.

Mientras sigo dando pasos infinitos sin avanzar sobre las entrañas abiertas de un museo de Estado que me invita a inmolarme en su fondo, sigo constituyendome en mis irónicas contradicciones. Casi una ontología dual. Casi como escribir sobre dictadores elegidos mediante votación. Casi como pensar en ti, Jackobson, como la panacea. Casi como creer que lo que pienso lo creo en el papel.

Al final sigo preguntándome porque el cordón umbinical nos va lanzando a todos en diferentes direcciones. Tal vés, como preguntarse si podriamos empezar de nuevo. Tal vés, como querer sentarme encima de la rueda de la fortuna, a hacer dibujos anexos a cada versículo de la biblia.
Porque, al fin y al cabo, conosco tu mirada tanto como conosco lo que pienso.

Eliga entre a, b o c. Estimado fariseo

Voy a intentar escribir con palabras fáciles, para, así, poder entenderme, lograr leerme y ver entre cada sílaba algún sentido mayor que el de la mera significación del significante.

Voy a intentar escribirme en los rectángulos blancos de mi mente para que, como un día cualquiera, colindando un océano cualquiera, un joven pueda empaparse en la calle en un día de eterno sol, un día de inacabable penumbra, un día de insaciable In comunicación con el cemento. Pues empieza a caminar a través del puente que lo llevará, de nuevo, a una agrupación de casitas de madera deformes, a una plaza llena de árboles desarraigados y puestos en la tierra de nuevo con sus copas enterradas, soterradas en lo más profundo de la tierra, en lo más profundo de nuestras mentes vacías. Ahora el enraizado se produce en nuestras cabezas, el crecimiento desmedido se da de manera inversamente proporcional a nuestra incapacidad verbal; estamos vivos en cuanto caminamos.

Voy a intentar dejar de ver matas de pelo sobre el horizonte poco claro de mi vista, caminando, pastoreando, serpenteando de un lado a otro mientras bajan la pradera, como mar; como el mar.

Voy a intentar acercar la lengua al paladar una vez más. "psssss". "guau". Él me responderá y yo seré feliz, porque, quizá, abre encontrado un zapato sobre el cual navegar de nuevo, sobre el cual hacer funcional, una vez más, el puerto o nuestros destinos. Ese día, nuestras huellas digitales dejarían de estar guardadas, escondidas, en repisas, en cajones. Confiscadas para que nunca más las juntemos, encerradas para que nunca más bailemos, normalizadas para que nunca más la portada de un diario muestre 15 personas (menos 3) haciendo una ronda en el centro de la alameda.

Al final, el F5 del computador no funcionará nunca más para los que no tenemos talento, y que a lo sumo oímos voces, así, la tele se reirá de aquél ludópata y yo, yo me daré cuenta que nunca más abran temas nuevos para estas bocas cercenadas. Pues, al final, no te pude hacer caso Juan,al final, no puede escucharte diciéndome

"que en esta casa miserable
nunca hubo ruta ni señal alguna
y de esta vida al fin, he perdido toda esperanza"

domingo, 11 de mayo de 2008

Tal vez

Cuando llegue al millón de palabras dichas,
Ya no podré decir nada más,

Cuando llegue al millón de promesas hechas,
No podre prometer nada más,

Pues mi boca estará quemada, mi boca ya no será mía, mi boca habrá sido robada

Mi boca, mi boca, mi boca,

Mis letras ya no me pertenecerán y tus ojos….
Tus ojos no serán nada más que los que he elegido que tengas.

Cuando llegue al millón de momentos vividos,
No habrá nada más que vivir,
Pues ya no podré caminar al azar,
Sólo podré seguir los caminos que ya he construido yo mismo,
y sólo podré volver a verte bajo el retrato inconcluso que veo
sobre el espejo roto en
mi boca, mi boca, mi boca

Al llegar a ver

2
0
0

mariposas diferentes,

Quizás
ya no podré seguir escribiendo

Quizás
ya no podré seguir observando de la misma manera esta realidad incolora

Quizás
ya no podré seguir soñando y más temprano que tarde seré otro maniquí en la Alameda

Quizás
ya no podré sumergirme más en esta piscina de asfalto

Quizás
tendré que extirparme los ojos por haber saciado mi hambre con la fresca carne de la madre patria, que nunca supe mía y

Quizás
Tal vez
Mi único remedio sea seguir rasgando papeles, solo en la oscuridad
Quizás
Tal vez

martes, 6 de mayo de 2008

Mi Seguridad

Si no estuviera en clases, seguramente
no estaría en clases

Seguramente estaría buscando la soledad en mi pieza
o en un vaso
o en el cemento
o en la micro
o al final de la calle

Si el tipo de adelante no me mirara, seguramente estaría viendo mi cara, pero no mi rostro

Seguramente estaría escribiendo o leyendo,
cosas que no entendería
o
entenderas que no cosía

Seguramente empezaría a enamorarme de la fea del curso,
o aquella que se viste todos los días diferente
o aquella que se perfuma todos los días para clases en el auditorio
o aquella que todos miran cuando camina,
y seguiría viendo el patio por la ventana,
el patio que nadie ve,
el patio que no tiene árboles,
que no tiene bancas,
que no tiene palomas ni tórtolos
que no tiene intelectuales snob sentados en el pasto,
como yo.
El patio que nadie quiere ver;
la calle.

Si el que está al lado estuviera al lado del que está al otro lado, seguramente le faltaría, a mi escrito, el personaje que pensara que shoy un poeta.

Seguramente estaría vendiendo galletas chinas o
de la fortuna, con el Anticristo.

Pero, si las manos, paralelas a mi vista perdida en un ilusorio escrito sobre fondo blanco, no apuntaran al roído, perfecto, resquebrajado, ordenado, despedazado, limpio, piligüeño, perfecto techo de La sala

Si los artículos definidos me importaran lo mismo que las puntuaciones, seguramente estaría en clases escuchando que un poeta hace miles de años antes, ya se vivía la vida con manchas blancas sobre un fondo negro oscuro.

domingo, 4 de mayo de 2008

Alternativas

Hoy es domingo y una luz por fuera del vidrio empañado de mi ventana, de repente, me trae devuelta al frío, a las vocales y consonantes afónicas, a la oscuridad, a la soledad; a la vida.

Así, que sea domingo o lunes, o este en Japón o Groenlandia, al final, da lo mismo, y si sigo viendo en el espejo lo que no soy y me sigo preguntando si una palabra de más es, en el fondo, lo mismo que un gesto no hecho en mi recuerdo, da lo mismo también, por que, ¿qué es lo que hace un domingo perturbando a una luz? ¿o una tele a la ropa tirada en el piso?

Mmmm, y me sigo abriendo ante unas púpilas que ya no existen más que en una memoria a corto plazo que se va borrando cada 3 o 2 días. En este punto, sí al que lee le parece difuso lo que escribo, ¿qué mejor que ver el cielo? o seguir contando las estrellas, como grados de alcohol tiene la botella que tengo en las manos o el vaso en el estante o tu mano en el agua difuminándose.

Todo eso y nada al final, si después de todo estoy viendo un reclame de la mina en bikini prostituyéndose por una bebida alcohólica que no sobrepasa los 10 grados de alcohol y veo las fotos de Irak y una Hillary Clinton sin depilar habla de cosas que nunca pensó y ¿quién seré yo para juzgarlos?, si sigo viendo las líneas del papel tapíz del techo, y como se me van corriendo y compiten entre ellas y se desvían y siguen paralelas y van casi tocándose hasta la corta eternidad de mi pieza, que es de 1x1 o de 5x5, y ya no pienso ni en las Copebas ni en Madona, porque mis sentimientos y pensamientos sigen siendo tan asintóticos con mis palabras, como las rayas de la pared, o también del techo, a las franjas de metal de mi lámpara, que se van enrollándo y enrollándo entre sí mismas hasta que llegan a ser nada más que un segundo, en que hay silencio, y Carlos Pinto no habla, y el tipo ya no violó a su hija, y Bachelet ya no comunica con boca ajena, y el Tibet sigue siendo prisionero, y un femicidio se convierte en una oda a un lirio y todo termina en un paisaje ártico, o por lo menos que entregue bastante (o suficiente) frío al espectador, y mientras las focas se mueren, le ponemos un fondo oscuro, tipo azul marino por el lado y maquíllate un poco más y toma estas hojas y date vuelta porque ahora todo Chile te está viendo ahora todo el mundo reclina su asiento poco cómodo para observar por sólo un segundo más lo que todos ellos no quieren ver; a ti sentado imaginándome escribiendo sin puntuaciones.

viernes, 21 de marzo de 2008

Me doi cuenta de que persigo tu espalda

Es tan dificil aburrirse con el calor sofocante de siempre, como cualquier día de verano, en que un computador cualquiera no es más que un amigo.

Hoy ni yo me hablo a mí mismo, me da miedo perder con cada palabra que sale de mi boca, con cada oración que se pinta en mis labios, el verdadero motivo que me habia hecho tomar el lápiz en un comienzo.

Me asusta no poder decir las palabras de nuevo, pues me doy cuenta que cada palabra que escribo es una menos en busca de poder escribir otra más, y me muero en mis metáforas una y otra vez que no son más que alegorías de mi mísmo o mis absurdas paradojas de las cuales otros ya han derramado tantas letras, como latas de cervezas he juntado en mi memoria, en el basurero, en el pasto o libros sin leer en mi escritorio.

Sigo hablando de todo lo que no puedo decir, sigo intentando decir lo que ya nunca más pensaré, lo que ya nunca más sentire. Las luces en mi vida no son más que un par de faroles a medianoche, deshechos, destrozados, melancólicos; hermosos. Camino como entre mis pensamientos sin darme cuenta de nada, doy vueltas en mis pensamientos y ya nada me trae devuelta al mundo, ni la mano que me pide un par de displicentes líneas, ni tu sonrisa que en un día como hoy se veria tan triste en un desolado paisaje que no es más que la ciudad, no es más que soledad, no es más que yo mismo.

Al fin y al cabo creo que seguiré escribiendo sin rumbo fijo, bajo la sombra de una estrella que todavia no llega a pesar tanto como un par de dedos y un lápiz.

Después de todo es tan dificil aburrirse de hablar de cosas de las que todos han opinado, es tan dificil aburrirse de esta ciudad que me mira con ojos ajenos en mi propio reflejo, es tan dificil aburrirse de salir a la calle y volver a ser uno entre mil, es tan dificil aburrirse de verte la espalda.

miércoles, 19 de marzo de 2008

La ventana de la Micro

Hoy, y cada vez más que ayer, siento que me cuesta, que me pesa, que me asusta el lapiz, la hoja blanca, ahí, que ya no me mira, me siento sin nada que decir, me siento sin nada en que pensar, me siento...y no siento.
Hoy camino, voy pisando el suelo, la tierra, las piedras, que ya no son mias, ya no pertenecen más a mí, y me averguenza que hoy un grito desde una esquina no merezca más que un pequeño pestañeo de un ojo que no puede alzar su vista de una colilla de cigarro, divida en dos colores que se van como peleando al medio, por ver cual de las dos se queda po más tiempo, por ver cual de las dos es mas adictiva, por el cual de las dos mata más. El tinte del rush que se impregna en el filtro arrugado y doblado de lo que quedó de ese cigarro, que cual manzana dada a Eva por las frías manos de un Niño que no sabe como divertirse, se regociga del placer que le causa saber que le hiso perder 10 minutos de vida a una mujer que quizás mañana no verá a su hijo.
Jajaja, y así las ironías de la vida se me van plasmando en la cara como golpeandome, abofeteandome, haciendome daño, como burlándose de Kafka y sus supuestos puñetazos en la cabeza, partiendome por la mitad con el malogrado concepto del "hacha para el mar helado que llevamos dentro", y así quien sabe? no?, jajaja. Mientras tanto yo me sigo riendo de mi mismo
mientras escribo palabras que creo importantes en la micro, sin darme cuenta que no voy a ningún lugar, sumergido en mis pensamientos vacíos, pero al final que más dá, si estas son páginas en blanco.

¿o no?

martes, 18 de marzo de 2008

La Alegría de Mañana

Me da miedo que me guste la
Melancolía
Me da miedo que me guste la
Soledad
Me da miedo que me guste esa
senzación
De algún día poder vivir sin
desazón.