viernes, 21 de marzo de 2008

Me doi cuenta de que persigo tu espalda

Es tan dificil aburrirse con el calor sofocante de siempre, como cualquier día de verano, en que un computador cualquiera no es más que un amigo.

Hoy ni yo me hablo a mí mismo, me da miedo perder con cada palabra que sale de mi boca, con cada oración que se pinta en mis labios, el verdadero motivo que me habia hecho tomar el lápiz en un comienzo.

Me asusta no poder decir las palabras de nuevo, pues me doy cuenta que cada palabra que escribo es una menos en busca de poder escribir otra más, y me muero en mis metáforas una y otra vez que no son más que alegorías de mi mísmo o mis absurdas paradojas de las cuales otros ya han derramado tantas letras, como latas de cervezas he juntado en mi memoria, en el basurero, en el pasto o libros sin leer en mi escritorio.

Sigo hablando de todo lo que no puedo decir, sigo intentando decir lo que ya nunca más pensaré, lo que ya nunca más sentire. Las luces en mi vida no son más que un par de faroles a medianoche, deshechos, destrozados, melancólicos; hermosos. Camino como entre mis pensamientos sin darme cuenta de nada, doy vueltas en mis pensamientos y ya nada me trae devuelta al mundo, ni la mano que me pide un par de displicentes líneas, ni tu sonrisa que en un día como hoy se veria tan triste en un desolado paisaje que no es más que la ciudad, no es más que soledad, no es más que yo mismo.

Al fin y al cabo creo que seguiré escribiendo sin rumbo fijo, bajo la sombra de una estrella que todavia no llega a pesar tanto como un par de dedos y un lápiz.

Después de todo es tan dificil aburrirse de hablar de cosas de las que todos han opinado, es tan dificil aburrirse de esta ciudad que me mira con ojos ajenos en mi propio reflejo, es tan dificil aburrirse de salir a la calle y volver a ser uno entre mil, es tan dificil aburrirse de verte la espalda.

miércoles, 19 de marzo de 2008

La ventana de la Micro

Hoy, y cada vez más que ayer, siento que me cuesta, que me pesa, que me asusta el lapiz, la hoja blanca, ahí, que ya no me mira, me siento sin nada que decir, me siento sin nada en que pensar, me siento...y no siento.
Hoy camino, voy pisando el suelo, la tierra, las piedras, que ya no son mias, ya no pertenecen más a mí, y me averguenza que hoy un grito desde una esquina no merezca más que un pequeño pestañeo de un ojo que no puede alzar su vista de una colilla de cigarro, divida en dos colores que se van como peleando al medio, por ver cual de las dos se queda po más tiempo, por ver cual de las dos es mas adictiva, por el cual de las dos mata más. El tinte del rush que se impregna en el filtro arrugado y doblado de lo que quedó de ese cigarro, que cual manzana dada a Eva por las frías manos de un Niño que no sabe como divertirse, se regociga del placer que le causa saber que le hiso perder 10 minutos de vida a una mujer que quizás mañana no verá a su hijo.
Jajaja, y así las ironías de la vida se me van plasmando en la cara como golpeandome, abofeteandome, haciendome daño, como burlándose de Kafka y sus supuestos puñetazos en la cabeza, partiendome por la mitad con el malogrado concepto del "hacha para el mar helado que llevamos dentro", y así quien sabe? no?, jajaja. Mientras tanto yo me sigo riendo de mi mismo
mientras escribo palabras que creo importantes en la micro, sin darme cuenta que no voy a ningún lugar, sumergido en mis pensamientos vacíos, pero al final que más dá, si estas son páginas en blanco.

¿o no?

martes, 18 de marzo de 2008

La Alegría de Mañana

Me da miedo que me guste la
Melancolía
Me da miedo que me guste la
Soledad
Me da miedo que me guste esa
senzación
De algún día poder vivir sin
desazón.