lunes, 26 de mayo de 2008
prótasis de Alter Ego
Supongo que la vida es lo mismo, sólo que debemos acotarle una pequeña precisión. Pues el hecho de decir que, x es simplemente x, le entrega al lector inexistente la senzación de ingenuidad, de definición vacía y nihilista y, casí, de ignorancia. Entonces, me encuentro, con que la realidad de aquella definición esta en su simpleza, más que abismante, desesperanzadora e irónica. La vida, al final, es simplemente la vida, esa inexistencia de inspiración, esa inexistencia de musas, esa inexistencia de objetividad coartada por el delirio asonante de tú mano o la mía. Entonces, al intentar replantearnos ante este enunciado, debemos empeñarnos en tomarlo como una definición de conjunto, una definición de lo que conlleva la palabra "vida", una definición de la procedencia de la misma, una definición de lo que importa realmente de ella; simplicidad, desprendimiento, construir el camino sobre la marcha o la vida como un sueño muy pequeño.
Después de todo, yo no soy nadie, o quizás en potencia no soy nadie, pues espero ser alguien que no es "nadie". De esta manera, sigo retrotrayéndome a un lugar que no existirá nunca mas que en mi mera memoria impersonal y atemporal. En donde nada sucede, nada malo puede suceder. Una aspiración de vida casi similar a la tuya, Juan Pablo Castel, o quizá a la de nadie.
Mientras sigo dando pasos infinitos sin avanzar sobre las entrañas abiertas de un museo de Estado que me invita a inmolarme en su fondo, sigo constituyendome en mis irónicas contradicciones. Casi una ontología dual. Casi como escribir sobre dictadores elegidos mediante votación. Casi como pensar en ti, Jackobson, como la panacea. Casi como creer que lo que pienso lo creo en el papel.
Al final sigo preguntándome porque el cordón umbinical nos va lanzando a todos en diferentes direcciones. Tal vés, como preguntarse si podriamos empezar de nuevo. Tal vés, como querer sentarme encima de la rueda de la fortuna, a hacer dibujos anexos a cada versículo de la biblia.
Porque, al fin y al cabo, conosco tu mirada tanto como conosco lo que pienso.
Eliga entre a, b o c. Estimado fariseo
Voy a intentar escribir con palabras fáciles, para, así, poder entenderme, lograr leerme y ver entre cada sílaba algún sentido mayor que el de la mera significación del significante.
Voy a intentar escribirme en los rectángulos blancos de mi mente para que, como un día cualquiera, colindando un océano cualquiera, un joven pueda empaparse en la calle en un día de eterno sol, un día de inacabable penumbra, un día de insaciable In comunicación con el cemento. Pues empieza a caminar a través del puente que lo llevará, de nuevo, a una agrupación de casitas de madera deformes, a una plaza llena de árboles desarraigados y puestos en la tierra de nuevo con sus copas enterradas, soterradas en lo más profundo de la tierra, en lo más profundo de nuestras mentes vacías. Ahora el enraizado se produce en nuestras cabezas, el crecimiento desmedido se da de manera inversamente proporcional a nuestra incapacidad verbal; estamos vivos en cuanto caminamos.
Voy a intentar dejar de ver matas de pelo sobre el horizonte poco claro de mi vista, caminando, pastoreando, serpenteando de un lado a otro mientras bajan la pradera, como mar; como el mar.
Voy a intentar acercar la lengua al paladar una vez más. "psssss". "guau". Él me responderá y yo seré feliz, porque, quizá, abre encontrado un zapato sobre el cual navegar de nuevo, sobre el cual hacer funcional, una vez más, el puerto o nuestros destinos. Ese día, nuestras huellas digitales dejarían de estar guardadas, escondidas, en repisas, en cajones. Confiscadas para que nunca más las juntemos, encerradas para que nunca más bailemos, normalizadas para que nunca más la portada de un diario muestre 15 personas (menos 3) haciendo una ronda en el centro de la alameda.
Al final, el F5 del computador no funcionará nunca más para los que no tenemos talento, y que a lo sumo oímos voces, así, la tele se reirá de aquél ludópata y yo, yo me daré cuenta que nunca más abran temas nuevos para estas bocas cercenadas. Pues, al final, no te pude hacer caso Juan,al final, no puede escucharte diciéndome
"que en esta casa miserable
nunca hubo ruta ni señal alguna
y de esta vida al fin, he perdido toda esperanza"
domingo, 11 de mayo de 2008
Tal vez
Cuando llegue al millón de palabras dichas,
Ya no podré decir nada más,
Cuando llegue al millón de promesas hechas,
No podre prometer nada más,
Pues mi boca estará quemada, mi boca ya no será mía, mi boca habrá sido robada
Mi boca, mi boca, mi boca,
Mis letras ya no me pertenecerán y tus ojos….
Tus ojos no serán nada más que los que he elegido que tengas.
Cuando llegue al millón de momentos vividos,
No habrá nada más que vivir,
Pues ya no podré caminar al azar,
Sólo podré seguir los caminos que ya he construido yo mismo,
y sólo podré volver a verte bajo el retrato inconcluso que veo
sobre el espejo roto en
mi boca, mi boca, mi boca
Al llegar a ver
2
0
0
mariposas diferentes,
Quizás
ya no podré seguir escribiendo
Quizás
ya no podré seguir observando de la misma manera esta realidad incolora
Quizás
ya no podré seguir soñando y más temprano que tarde seré otro maniquí en la Alameda
Quizás
ya no podré sumergirme más en esta piscina de asfalto
Quizás
tendré que extirparme los ojos por haber saciado mi hambre con la fresca carne de la madre patria, que nunca supe mía y
Quizás
Tal vez
Mi único remedio sea seguir rasgando papeles, solo en la oscuridad
Quizás
Tal vez
martes, 6 de mayo de 2008
Mi Seguridad
no estaría en clases
Seguramente estaría buscando la soledad en mi pieza
o en un vaso
o en el cemento
o en la micro
o al final de la calle
Si el tipo de adelante no me mirara, seguramente estaría viendo mi cara, pero no mi rostro
Seguramente estaría escribiendo o leyendo,
cosas que no entendería
o
entenderas que no cosía
Seguramente empezaría a enamorarme de la fea del curso,
o aquella que se viste todos los días diferente
o aquella que se perfuma todos los días para clases en el auditorio
o aquella que todos miran cuando camina,
y seguiría viendo el patio por la ventana,
el patio que nadie ve,
el patio que no tiene árboles,
que no tiene bancas,
que no tiene palomas ni tórtolos
que no tiene intelectuales snob sentados en el pasto,
como yo.
El patio que nadie quiere ver;
la calle.
Si el que está al lado estuviera al lado del que está al otro lado, seguramente le faltaría, a mi escrito, el personaje que pensara que shoy un poeta.
Seguramente estaría vendiendo galletas chinas o
de la fortuna, con el Anticristo.
Pero, si las manos, paralelas a mi vista perdida en un ilusorio escrito sobre fondo blanco, no apuntaran al roído, perfecto, resquebrajado, ordenado, despedazado, limpio, piligüeño, perfecto techo de La sala
Si los artículos definidos me importaran lo mismo que las puntuaciones, seguramente estaría en clases escuchando que un poeta hace miles de años antes, ya se vivía la vida con manchas blancas sobre un fondo negro oscuro.
domingo, 4 de mayo de 2008
Alternativas
Así, que sea domingo o lunes, o este en Japón o Groenlandia, al final, da lo mismo, y si sigo viendo en el espejo lo que no soy y me sigo preguntando si una palabra de más es, en el fondo, lo mismo que un gesto no hecho en mi recuerdo, da lo mismo también, por que, ¿qué es lo que hace un domingo perturbando a una luz? ¿o una tele a la ropa tirada en el piso?
Mmmm, y me sigo abriendo ante unas púpilas que ya no existen más que en una memoria a corto plazo que se va borrando cada 3 o 2 días. En este punto, sí al que lee le parece difuso lo que escribo, ¿qué mejor que ver el cielo? o seguir contando las estrellas, como grados de alcohol tiene la botella que tengo en las manos o el vaso en el estante o tu mano en el agua difuminándose.
Todo eso y nada al final, si después de todo estoy viendo un reclame de la mina en bikini prostituyéndose por una bebida alcohólica que no sobrepasa los 10 grados de alcohol y veo las fotos de Irak y una Hillary Clinton sin depilar habla de cosas que nunca pensó y ¿quién seré yo para juzgarlos?, si sigo viendo las líneas del papel tapíz del techo, y como se me van corriendo y compiten entre ellas y se desvían y siguen paralelas y van casi tocándose hasta la corta eternidad de mi pieza, que es de 1x1 o de 5x5, y ya no pienso ni en las Copebas ni en Madona, porque mis sentimientos y pensamientos sigen siendo tan asintóticos con mis palabras, como las rayas de la pared, o también del techo, a las franjas de metal de mi lámpara, que se van enrollándo y enrollándo entre sí mismas hasta que llegan a ser nada más que un segundo, en que hay silencio, y Carlos Pinto no habla, y el tipo ya no violó a su hija, y Bachelet ya no comunica con boca ajena, y el Tibet sigue siendo prisionero, y un femicidio se convierte en una oda a un lirio y todo termina en un paisaje ártico, o por lo menos que entregue bastante (o suficiente) frío al espectador, y mientras las focas se mueren, le ponemos un fondo oscuro, tipo azul marino por el lado y maquíllate un poco más y toma estas hojas y date vuelta porque ahora todo Chile te está viendo ahora todo el mundo reclina su asiento poco cómodo para observar por sólo un segundo más lo que todos ellos no quieren ver; a ti sentado imaginándome escribiendo sin puntuaciones.